¡Ahora sé que quieres un huevo Fabergé!

 Hace unos días atrás le contaba a mi linda Rubia sobre unas joyas muy conocidas y a la vez increiblemente bellas además de valiosas... me refiero a los huevos Fabergé.

Fuera de la enorme historia detrás de cada una de estas joyas lo que quiero contarles es que mi villamariana apenas supo eso me lanzo una sonrisa sorprendida... lo cual no sería de destacar si es que al día siguiente saque un objeto dorado de mi bolsillo y le dije: ¿adivina que es esto? Y ella más que sorprendida respondio: ¡no me digas! ¡es un...! En ese momento no comprendí el motivo de su sorpresa, ni mucho menos la frase que lanzó... tal vez ustedes tampoco... es que ella creía que había sacado de mi bolsillo un huevo Fabergé (esto es complicado pues sólo hay algunos pocos en el mundo y pueden a llegar a valer millones de dólares) o incluso que había mandado a hacerlo a H. Stern...

En verdad no fue ni una ni otra cosa, en realidad era sólo una pelotita que había hecho con los papeles en los que viene envueltos las moneditas de chocolate que su mamá había colocado en la sala de su casa... ustedes dirán y por qué saque la dichosa pelotita... ahhh, es que justo ese día ella me había dicho que me estaba volviendo adicto a esos chocolates y con eso quería demostrarle que tenía toda la razón, no esperé que pensara que fuera un huevo Fabergé ni mucho menos... pero ya ven, mi Rubia tiene una valla muy alta para lo que son regalos y sorpresas... eso siempre lo supe... pero ahora alcanza niveles superlativos... ahora sé, que quieres un huevo Fabergé y me parece que quieres que te lo regale... ayayay